POEMA DE PERMISIÓN
No intentes cambiar a nadie
limítate a iluminar
porque es tu luz la que invita
a tu prójimo a cambiar.
Que en estos tiempos extraños
en los elegiste volver
tu tarea, compañero,
no es otra que la de ser.
Y si ese que va a tu lado
se encuentra dormido, acaso,
respeta su desarrollo
y su aparente retraso,
contemplalo con ternura
y acéptalo tal cual es
y déjalo que prosiga
andando sobre sus pies.
No te olvides que él está
siguiendo su plan de vida,
ese que le armó su alma
al preparar su venida.
Y tú no puedes lograr
que eleve sus vibraciones
ni con presiones abiertas,
ni sutiles empujones.
Porque hay ciclos en la vida
que no se pueden forzar
ya su corazón un día
se abrirá de par en par.
Y comprenderá cabalmente,
de forma clara y certera
que esta vida es solamente
una ilusión pasajera.
Tu entra en tu propio silencio,
y en forma suave y callada,
deja que tu luz interna
se filtre por tu mirada.
Tu impronta suave y serena
produce su propia acción
y esparce sobre las cosas
silenciosa inspiración.
Y cuando dejas que el otro
transmute su propia cruz
no intentas cambiar a nadie
pero los cambia tu luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario