Davant els jutjats |
IUSTITIA EUROPA
Desde enero de 2020 hasta la actualidad, la ciudadanía
europea está siendo víctima del mayor experimento de control social de toda la
historia de la Humanidad, para los cuales Europa ha sido convertida en el
epicentro de la Agenda Globalista que a través de la estrategia definida como
Agenda 2030 impone un nuevo derecho humano, llamado Objetivos de Desarrollo
Sostenible.
¿QUÉ ESTÁN CONSTRUYENDO?
Bajo el paraguas del desarrollo sostenible se aplican estrategias y objetivos por parte de Organizaciones Internacionales, a través de las Instituciones Europeas, Gobiernos, entidades y corporaciones… arrodillando a la sociedad privándola de toda dignidad como especie humana, en una pérdida pavorosa de la soberanía de los ciudadanos.
La imposición, a los Estados, de los 17 objetivos de
desarrollo sostenible y 169 metas; vulnera lo más profundo del sistema
democrático: el Estado de Derecho, quebrantando la seguridad jurídica, la
separación de poderes, la jerarquía normativa y la participación en las
decisiones.
Los 17 Objetivos y las metas, su eficacia y su exigibilidad,
no son normas jurídicas, aunque así vienen implementadas. Son dictados por la
ONU, pero la realidad es que fueron previstos como valores o principios,
pero nunca con efectos jurídico-vinculantes.
En cambio, son aceptados en la actualidad, tanto en la Unión
Europea como en los Estados miembros y sus postulados, razonamientos y
fundamentos se convierten en exigencias a los ciudadanos. Esto rompe el
Estado de Derecho ya que las organizaciones internacionales no deben
desarrollar normas jurídicas y principios que se extiendan e impongan sobre las
normativas estatales sin debate, votación, referéndum, y control
legislativo.
De lo contrario, estará creando de facto, como sucede
actualmente, un gobierno mundial, sometidos a poderes invisibles y ocultos que
toman las decisiones, donde se vulnera el sistema democrático de la separación
de poderes, la jerarquía normativa, y la participación en las decisiones,
rompiendo la soberanía de los Estados con la implementación del nuevo sistema
mundial.
La Agenda 2030 asevera, ya en su preámbulo, que “nos
salvará de la tiranía de la pobreza”; y en verdad, para salvarnos de
dicha pobreza, antes están tratando de empobrecernos; dicen que nos están
empobreciendo para salvarnos la vida, pero ellos se enriquecen sin exponer la
suya. La finalidad no es erradicar la pobreza sino la creación de un
nuevo sistema político para suprimir los derechos de los individuos en
favor de un falso beneficio como colectividad.
La Agenda 2030 es el corazón de un sistema circulatorio
llamado ‘transhumanismo’, con el que se pretende que los seres humanos
dejemos de ser humanos para convertirnos en posthumanos biotecnológicos,
sustituyendo nuestra humanidad por la inteligencia artificial.
¿CÓMO LO ESTÁN HACIENDO?
Las Organizaciones Internacionales, las Instituciones de la
Unión Europea, los Gobiernos, partidos políticos, medios de comunicación, las
grandes corporaciones, transmiten el mensaje del miedo a toda la población de
modo insistente y premeditado, haciendo del terror una estrategia para la
supresión escalonada de los derechos y libertades fundamentales de cada
ciudadano europeo. Sobre la base del pánico, la angustia, la mentira, y la
desconfianza se promulgaron normas para limitar los movimientos; aislándonos de
nuestro entorno social y cultural, cohibiendo nuestra libertad de expresión,
negándonos el cuidado y la compañía de nuestros seres queridos más vulnerables
y devastando el sustrato humanista filosófico sobre el que se asienta nuestra
civilización occidental. Se legisló para incomunicarnos en nuestros domicilios,
encerrar a la población anciana en residencias, aplicar protocolos sanitarios
inhumanos, actuar para el control social de la población; con discriminación,
coacciones, señalamientos e imposición de medidas sin fundamento científico. Todas
las medidas, mantenidas artificialmente durante más de tres años, sirvieron
para reportar ingentes beneficios económicos a unos pocos sectores
privilegiados y provocaron la quiebra o el debilitamiento de la casi totalidad
del sector empresarial.
Uno de los hechos más imprudentes y perniciosos fue la
inoculación masiva de fármacos nunca antes probados en humanos, sin aportar a
la ciudadanía la información suficiente sobre los productos que se estaban
administrando; e invisibilizando —a través del chantaje, el amedrentamiento y
los juicios morales del comportamiento ciudadano— la transparencia
imprescindible para poder tomar una decisión libre e informada sobre las
llamadas «Vacunas contra la Covid-19», como sucede con cualquier
otro medicamento invasivo; y vulnerando así, de forma flagrante, los derechos
fundamentales de la ciudadanía europea, entre ellos su salud a la que continúan
poniendo en peligro quienes se siguen sometiendo a esta profilaxis todavía en
fase experimental. Millones de europeos afectados por los efectos adversos
no están siendo atendidos ni auxiliados por parte de los Gobiernos que les
presionaron e incluso obligaron a someterse a las inyecciones.
Se están laminando nuestros derechos y dilapidando el dinero
público, desobedeciendo las legislaciones democráticas; sin apenas capacidad de
reacción por parte de la ciudadanía que, sometida por el terror y la
manipulación incomunicativa, se está resignando, engañada y atemorizada,
a la formación acelerada de un sistema totalitario en toda Europa y en el Mundo
donde se depende de unos objetivos, impuestos por la ONU y demás satélites
internacionales, donde el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder
judicial se encuentra quebrado ante la imposición de dichos objetivos.
La manipulación a la que la población está siendo sometida
abarca todas las dimensiones humanas —laboral, psicológica, económica,
espiritual, afectiva…— y ha instituido, de facto, un contexto de hostilidad
permanente; donde la mentira, la desinformación gubernamental, la censura y el
latrocinio se han instaurado de manera masiva en la sociedad europea. Para
ello, el papel de los Medios de Comunicación está siendo esencial, sirviendo
como cauce de propaganda para justificar la imposición de un pensamiento único
mediante la censura, persecución y denigración de las opiniones que no estén de
acuerdo con el relato establecido y la forma de abordarlo desde el poder
político; o, simplemente, acallando, marginado y criminalizando a toda voz que
solicite un debate público al respecto.
Sabemos que la renuncia de los Medios a cuestionar y auditar
al aparato político ha tenido mucho que ver con las grandes sumas económicas
recibidas vía publicidad institucional —en una compraventa de voluntades— y con
las inversiones de los grandes grupos de accionistas que los poseen y que
comparten intereses con la industria farmacéutica, textil, alimentaria y
armamentística.
¿CÓMO NOS ESTAMOS DEFENDIENDO?
Muchos europeos, para defenderse de la violencia
institucional, se han visto obligados a crear canales alternativos de
comunicación e información o formar redes en defensa de sus derechos a través
de asociaciones cívicas que han dado la batalla en los tribunales, y sometidos
a enormes presiones que jamás deberían producirse en supuestos Estados
democráticos y de Derecho. Ante las modificaciones legislativas que se
están poniendo en marcha y las decisiones tomadas por los gobiernos en otras
cuestiones, el avance del totalitarismo dependerá de la capacidad de
organización que la propia ciudadanía desarrolle para defenderse. Depende de
todos nosotros —seres humanos libres, iguales y sin conflictos de intereses—
garantizar los derechos y libertades, sin renunciar a ellos, ocurra lo que
ocurra, para el bienestar de las generaciones posteriores, incluso anteponiendo
nuestra propia vida, en defensa de nuestros hijos y seres queridos.
Es momento de organizarse para defendernos como especie,
como hombres y mujeres, como seres humanos biológicos y civilizados. No estamos
solos en la defensa de nuestros derechos fundamentales, nos tenemos los unos a
los otros, con independencia, como individuos propietarios de sí mismos, para
mantener la soberanía sobre nuestros propios cuerpos, sobre nuestros campos y
sobre nuestros recursos naturales.
Cada uno de nosotros somos ahora imprescindibles para
defendernos de las teorías y prácticas del Nuevo Orden Mundial que, con la
fraudulenta excusa de los objetivos de desarrollo sostenible, están
destruyendo, con sus imposiciones, a costa de nuestra salud y los Derechos
Humanos, todo atisbo de humanidad.
La imposición globalista del totalitarismo en Europa solamente
será posible si la sociedad continua y permanece resiliente, narcotizada,
dócil, amaestrada y en clara renuncia a sus libertades y derechos. Sin embargo,
nosotros, los ciudadanos, hemos decidido defender nuestros derechos
fundamentales, incluso con nuestra propia vida y no ceder NUNCA.
Una agrupación de ciudadanos, apartidista, que no tiene
interés en la anquilosada política de los partidos —ni siquiera en constituirse
como tal— sino en la de la defensa del interés general y particular de
los DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS SERES HUMANOS, de su coexistencia
y de sus imperecederas libertades individuales; está dispuesto a LUCHAR por
defender lo más intrínseco de nuestro ser, la LIBERTAD, LA DIGNIDAD y LA
JUSTICIA.
Cada uno de nosotros nos sentimos obligados a tomar la
iniciativa para enfrentarnos al actual parasitismo institucional desde las
propias instituciones, desde el Parlamento Europeo —origen legislativo del
problema—; presentando este MOVIMIENTO CIUDADANO, para empoderar a
los CIUDADANOS en la defensa de sus derechos humanos y con el propósito de
acudir a las elecciones europeas de junio de 2024 como Agrupación de Electores.
Exigimos conocer la verdad de todo lo que ha sucedido y que
se depuren responsabilidades políticas, administrativas y judiciales; así como
restablecer el deber legal de las autoridades de respetar y garantizar, en el
presente y futuro, todos los derechos fundamentales que han sido y siguen
siendo vulnerados.
No nos alineamos con ningún eje ideológico de los que
hasta ahora han servido solamente para enfrentarnos a unos ciudadanos con los
otros, para domesticarnos, para que obedezcamos sin cuestionamientos el
pensamiento único —esa única manera de interpretar la realidad—.
No hemos ‘despertado’ para enfrentarnos entre nosotros, al
final el silogismo ELLOS o NOSOTROS, no es parte de este movimiento
porque se entraría en el juego del globalismo. Nosotros creamos este movimiento
para disolver la farsa que han creado, no para enfrentar al ser humano en si
mismo Consideramos que la defensa de las libertades y de los derechos
fundamentales es, y debería ser, el lugar de encuentro para la ciudadanía que
ha desarrollado conciencia del peligro que amenaza a toda la población humana
en este periodo histórico crucial.
Se nos dice, desde la Agenda Globalista, que “no
tendremos nada y seremos felices”; nosotros respondemos que, si no nos
dejan tener nada voluntariamente, preferimos la libertad para tenerlo
todo. Si les entregamos hoy nuestra voluntad, permitiremos que se sigan
convirtiendo mañana en nuestros dueños.
TENDREMOS DE TODO, Y SÍ, SEREMOS FELICES
https://iustitiaeuropa.com/manifiesto/
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