5/5/21

La lluita per la salut és el camí de la llibertat, es la senda cap a la sobirania personal

CUANDO LA SALUD ES LIBERTAD

Después que los grandes medios de comunicación, públicos y privados, hayan dedicado todo tipo de esfuerzos para transmitir al público la idea que el dióxido de cloro (ClO2) es tóxico, provocando de manera maliciosa, la confusión entre este producto y la lejía, cloro o lavandina (NACLO) que es hipoclorito de sodio... 

Después que muchos de sus defensores y consumidores hayan sufrido la censura de los medios de “información”, Internet, o hayan sido injustamente perseguidos, habiendo acabado algunos de ellos en prisión y/o con multas millonarias o directamente amenazados de muerte, la prestigiosa revista científica Journal of Molecular and Genetique Medicine de Gran Bretaña, ha publicado el estudio científico donde se determina la eficacia del dióxido de cloro o CDS en el tratamiento del Covid-19. En este estudio han participado profesionales de Bolivia, Ecuador, México, etc. Puede acceder a este primer estudio clínico multicéntrico llevado a cabo en varios países de América Latina visitando la web que encontrará al final de este artículo (1).

Si los partidos y las autoridades sanitarias estuvieran al servicio de la población, ya hace tiempo que habrían legalizado este producto. La legalización y prescripción del dióxido de cloro  permitiría dar un vuelco a la situación actual, de tal manera que ya no precisaríamos de las costosas y lesivas medidas contra el Covid-19. No serían necesarios los aerosoles, los desinfectantes, los hidrogeles, los guantes, las pruebas de PCR, tampoco los confinamientos domiciliarios, municipales, comarcales, perimetrales, ni mantener distancias sociales... La población sana no estaría obligada a llevar mascarilla y la vacuna o vacunas contra el Covid-19 serían totalmente innecesarias.

Tampoco habría que perjudicar a los autónomos ni a la pequeña y mediana empresa, para ser después engullidas por la insaciable Amazon o por el resto de grandes corporaciones, claramente favorecidas por los estados de la UE. No tendríamos que escuchar propuestas propias de regímenes dictatoriales, como instaurar un carné de vacunación o establecer accesos diferenciados para vacunados y no vacunados en espectáculos culturales. En definitiva, no tendríamos que vivir en un clima de miedo, presión sanitaria y preocupación constante.  

Lo cierto es que llevamos catorce meses cumpliendo las medidas contra la Covid-19 y según los medios de “información”, vamos a por la cuarta oleada. Mucho tiempo ha pasado para que los “periodistas” ya hubieran empezado a cuestionar el posicionamiento cambiante de la OMS y  la utilidad y los efectos de estas “soluciones”. Pero los profesionales de las grandes plataformas de comunicación no están ahí para investigar, para contrastar, para interpelar a los responsables políticos y sanitarios por tales aberrantes medidas. No corren riesgos periodísticos, su trabajo consiste en validar la versión oficial mantener un clima de miedo y estrés entre la población y machacar a cualquiera que discrepe de las tesis oficiales.  

Pero a pesar de la máquina de manipulación mediática, no pueden evitar que en el mundo pasen cosas sorprendentes que escapan a su control y que por ello merecen ser explicadas. Como ejemplo, querría hablar del caso de Bolivia, donde ya desde el 14 de octubre de 2020, después de los ensayos clínicos y estudios preliminares y la certificación de la Universidad de Oruro (UTO), y de la Universidad de Tarija, las autoridades gubernamentales han legalizado el uso del dióxido de cloro en el país. También la Universidad pública de Alto (UPEA) ha presentado un producto 100% garantizado como terapia contra el Covid-19 y todo esto a pesar de tener que soportar todo tipo de presiones políticas y de los “lobbies” internacionales de poder.

El uso del dióxido de cloro en Bolivia, a pesar de las dificultades que comporta el proceso, está consiguiendo parar el sufrimiento y las muertes de mucha gente, alcanzando con esto mucho más que España, aplicando su “solución” que como sabemos consiste en llevar la mascarilla, usar el PCR como diagnóstico, confinar a la población y administrar la vacuna o vacunas. En Bolivia con la administración del dióxido de cloro ya han conseguido la primera ciudad libre de Covid-19. San José de Chiquitos (2), un municipio de 35.000 habitantes que empezó con una carga viral muy elevada, con altos niveles de mortalidad y contagios, ha pasado a ser referencia para conseguir lo que parecía imposible: erradicar el coronavirus.

Tapar y censurar informaciones de tal relevancia, igual que se ha hecho con otras soluciones terapéuticas que han ido surgiendo a lo largo de estos meses para combatir el Covid-19, solo es posible en un sistema donde las estructuras están corruptas. Lamentablemente, a pesar de las diferencias de forma entre los diferentes partidos oficiales, en el fondo comparten aspectos troncales como es la defensa de una sanidad dependiente de las políticas globales marcadas por la OMS, una organización privatizada, muy politizada y por consiguiente con fuertes intereses. Y también comparten una sanidad basada en la administración de fármacos fabricados por grandes corporaciones farmacéuticas.

Unas corporaciones que a la vista está que no trabajan para la salud, pues se ven directamente beneficiadas con el aumento de enfermos crónicos dependientes de productos químicos, que a su vez generan efectos secundarios que precisan de nuevos productos farmacéuticos. Vender fármacos es su finalidad, no curar, porque si lo hicieran tendrían que cerrar. Su objetivo es hacer crecer la cuenta de resultados y aumentar las ganancias de sus accionistas e inversores. De hecho, las corporaciones farmacéuticas están consideradas como uno de los negocios más lucrativos del mundo.

Aplicaciones del dióxido de cloro desconocidas por el público en general

La manipulación mediática al servicio del oligopolio farmacéutico de la mano de los grupos de poder ha escondido deliberadamente las propiedades del dióxido de cloro o CDS como oxidante eficaz en la lucha contra las bacterias, virus, hongos y parásitos. Ya en el 1999 la Sociedad Americana de Químicos Analíticos declaró el dióxido de cloro como el eliminador de patógenos más poderoso del mundo. Además, actualmente se usa como desinfectante de aguas de algunos municipios. Y también se utiliza como agente desinfectante y de esterilización para bolsas de sangre para transfusiones.

Así mismo en 2012 en los EUA se registró el dióxido de cloro como biocida universal. (3) Y en el 2019 la “Food and Drugs Administration” (FDA), dedicada a la administración de alimentos y medicamentos de los EUA, autorizó el uso del dióxido de cloro como efectivo antimicrobiano para la desinfección y limpieza profunda de alimentos. (4).

En cuanto a las aplicaciones terapéuticas, desde hace años existen diferentes patentes de dióxido de cloro dedicadas a la cura de varias afecciones. Entre ellas está la patente de dióxido de cloro para el asma y la rinitis alérgica y la dermatitis (5); para el tratamiento de las infecciones quirúrgicas (6); la regeneración modular ósea (7). También el dióxido de cloro se utiliza como método de inicio de células madre (8); y para el tratamiento parental (vía intravenosa) de infecciones por el virus VIH (9). También para prever y tratar infecciones bacterianas, incluida la mastitis en mamíferos (10) y para tumores cancerosos (11).

A estas patentes se suman las conseguidas por las investigaciones de Andreas Kalcker. Producto de su investigación podemos encontrar la del tratamiento para inflamaciones internas, para la intoxicación aguda, para enfermedades infecciosas y para el tratamiento del Covid-19 (Consultar punto 12). Es de destacar que estas patentes han sido expresamente donadas a la sociedad, es decir, Kalcker ha renunciado a los derechos de explotación comercial de las mismas. Postura completamente diferente es la de la industria farmacéutica, que desde que se empezaron a patentar los descubrimientos en la época industrial, la explotación comercial de las mismas ha sido la razón de ser de estas empresas y la base de la corrupción de este sector.
 
GRACIAS, JIM V. HUMBLE, JOSEP PÀMIES, TERESA FORCADES,
A LOS MÉDICOS DE LA COMUSAV Y A ANDREAS KALCKER


Se hace necesario, y es de justicia, empezar por agradecer a todas estas personas su sabiduría, generosidad, autenticidad, compromiso y humanidad. Para todos aquellos que los atacan y los insultan, hay que decir que defienden de forma muy noble y altruista sus ideas, y en este caso, las propiedades del dióxido de cloro. Estas personas no son accionistas de ninguna corporación, no son altos funcionarios del gobierno de turno, son luchadores incansables en una sociedad demasiado dormida y conformada con las  estructuras de poder.

Situación muy diferente a los tertulianos escogidos para defender la “solución única” que acostumbran a ser cargos políticos y altos directivos de la administración o científicos de centros de investigación privados o públicos, que debido a la corrupción sistémica, inevitablemente están vinculados a farmacéuticas, puesto que hoy por hoy, estas empresas son las que pagan las formaciones y los congresos que ellos hacen y, además, deciden qué se investiga y qué no y quién investiga o quién se queda sin trabajo.

Vivimos en una sociedad donde la disidencia está mal vista porque la democracia está en caída libre. Los profesionales que cuestionan la efectividad de las medidas adoptadas por el Gobierno, viven bajo la presión de que sus colegios profesionales puedan retirarles sus licencias o distinciones académicas, etc.  Las personas que piensan diferente son repudiadas, denunciadas y perseguidas por los grupos de poder (farmaindustria, medios de comunicación, gobiernos...). 

Hoy la verdad absoluta está en manos de algunos médicos, científicos, presentadores de televisión, afines al poder y también en manos de las agencias de “fact checking” como “Maldita.es” y “Newtral”. Estos, emulando la lucha entre bestias y salvajes del Coliseo de la antigua Roma, destrozan a los disidentes, haciendo escarnio de su profesión y su persona en los horarios de máxima audiencia.

En este contexto de dificultades, el esfuerzo titánico de estos grandes activistas y de las personas que se han ido añadiendo a esta gran lucha, ha hecho posible que el año pasado se constituyera la Coalición Mundial Salud y Vida (COMUSAV). Plataforma que desde la situación de pandemia, empezó primero con 800, posteriormente con 3.000 y actualmente con ya más de 5.000 médicos. (13) Estos profesionales de la salud, desde hace tiempo, prescriben dióxido de cloro para combatir el Covid-19, con una recuperación de casi el 100% de los pacientes, y sin efectos secundarios. También con resultados sorprendentes con otras enfermedades, vean la entrevista realizada a Andreas Kalcker, el Dr. Pedro Chávez Zavala y el Dr. Manuel Aparicio por la Televisión de Bolivia (14).

Todas las personas que formamos parte del gran movimiento por la soberanía y la salud, celebramos con alegría la reciente creación de la Fundación Andreas Kalcker, entidad sin ánimo de lucro, que tiene como misión salvar vidas y la constante investigación. La fundación Andreas Kalcker se propone llevar a cabo el estudio clínico tipo 3, por lo cual invita a otras fundaciones y/o empresas a sumarse con el objetivo de conseguir de esta forma las alianzas que hagan posible técnica, científica y económicamente la realización de este estudio en favor de la salud.

Algunos efectos de las medidas aplicadas

Tal como yo lo veo, desde el inicio de la crisis los grandes medios de comunicación han favorecido el ambiente de estrés y miedo al virus. Desde el minuto cero han evitado el pluralismo informativo, apostando por profesionales de la salud y científicos cuyas intervenciones validan las medidas oficiales. Estas personas transmiten una visión de una ciencia “segura de sí misma” que hace alarde de menospreciar la comprobación y el análisis de otras hipótesis. La situación de crisis, ha encumbrado a profesionales que se creen en el derecho de calificar a otros científicos como personas ignorantes o pseudocientíficos por atreverse a cuestionar lo establecido. Pero alguien les tendría que recordar que la ciencia no es un conocimiento monolítico, no es certeza, es duda constante, puesto que es una disciplina en constante cambio que se nutre del debate científico no de su prohibición.

A pesar del esfuerzo mediático, las consecuencias negativas de las medidas del Covid-19 en el tejido social, económico y en la salud de la población hablan por sí mismas. Ya sólo la mascarilla, además de los problemas de salud (física y mental) que conlleva su uso continuado nos encontramos con su fuerte impacto ambiental. Se estima que cada mes se utilizan 129 mil millones de unidades en todo el mundo. Según investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca y de la Universidad de Princeton (15). La mayoría de las mascarillas desechables contienen polipropileno que es uno de los plásticos más problemáticos, y es responsable de una gran acumulación de desechos en el medio ambiente. Advierten que las mascarillas podrían superar la contaminación ambiental que actualmente produce el plástico, ya que al menos las botellas de plástico se reciclan en un 25%, mientras que para las mascarillas, no existe ninguna directriz oficial sobre su reciclaje. Por ello consideran que es urgente que se reconozca la amenaza que suponen las mascarillas para el medio ambiente.

En el caso de la vacuna, estos días estamos viendo a famosos animando a la población para que se vacune. En mi opinión estas personas deberían ser conscientes de los riesgos que acompañan al producto. Están transmitiendo a la población una imagen de las vacunas contra la Covid-19 como si estas fueran totalmente seguras cuando todavía están en fase de estudio clínico. Tal como explica la Dra. María José Martínez de Albarracín(16), la vacuna o las vacunas todavía no han sido aprobadas por las agencias reguladoras, solo han sido autorizadas por la vía de emergencia, por lo que las personas que deciden vacunarse pasan a formar parte del estudio experimental que no terminará hasta pasado el 2022.

Estos famosos deberían advertir que estas vacunas no sirven igual para todas las edades, ni para mujeres embarazadas, ni para todas las condiciones fisiológicas y patológicas. Además de los riesgos que comporta un producto farmacológico en fase de estudio, no debería pasarse por alto, la posible interacción entre las sustancias que contiene la propia vacuna y los medicamentes que cada uno esté consumiendo.

Todas las medidas contra el Covid-19 que defienden los gobiernos de todos los gustos y colores, además de su impacto en la salud física y psicológica de la población, en la economía y como estamos viendo también en el medio ambiente, suponen la renuncia de la propia soberanía de los estados, a favor del gran imperio de las corporaciones (industria farmacéutica y mediática, plataforma Amazon, Youtube, Facebook, Twitter…). Esta convergencia de intereses está impidiendo que la población pueda a acceder a otras alternativas, como es el caso del dióxido de cloro, desprotegiendo de este modo, a las personas y pueblos que representan de los derechos más esenciales.

La crisis de salud que estamos viviendo, nos permite hacernos ya una idea de cuál es la agenda de salud global de los gobiernos de la UE y del entorno de la OMS. Y también podemos empezar a ver los motivos por los que el dióxido de cloro es combatido por estas políticas de globalización. Principalmente porque el CDS supone tener en un solo recurso terapéutico, que tomado en la dosis adecuada y siguiendo los protocolos recomendados puede ser el tratamiento de muchas enfermedades, sin los efectos secundarios que acompañan a los fármacos y las vacunas. Su legalización supondría tener que retirar del mercado cientos o miles de productos. El dióxido de cloro es demonizado porque libera a quien lo consume de dejar de depender de las estructuras sanitarias oficiales, organismos que en teoría están dedicados a la salud pero que cada año aumentan la cifra de enfermos crónicos.

Aunque ahora estemos viviendo una situación de autoritarismo científico, como dice Luc Montagnier ganador del Premio Nobel de Medicina el 2008, ante la polémica de algunos de sus descubrimientos: “No se puede suprimir una parte de la ciencia porque no concuerde con los dogmas”. Por ello, nuestra esperanza y nuestra lucha tienen que servir para que las palabras de Montagnier se cumplan, para que las propiedades del dióxido de cloro salgan a la luz y puedan beneficiar a la población, porque hoy más que nunca, hablar de salud es hablar de libertad. La lucha por la salud es el camino de la libertad en mayúsculas, es la senda hacia la soberanía personal y la soberanía de los pueblos de la Tierra.

Marta Domènech Flores (25-04-21)
Consultora de crecimiento personal
Autora del libro Súbete al árbol más alto
Vilanova i la Geltrú (Barcelona)

Publicado en: https://madridmarket.es/12874-2/

Información relacionada: https://madridmarket.es/producto/la-verdad-del-dioxido-de-cloro-impreso/

Referencias consultadas:
 
(1) Estudio publicado en la “Journal of Molecular and Genetique Medicine” que demuestra la idoneidad del dióxido de cloro contra el Covid-19.
https://www.hilarispublisher.com/open-access/determination-of-the-effectiveness-of-chlorine-dioxide-in-the-treatment-of-covid-19.pdf
 
(2) Notícia de Sant Jose de Chiquitos, ciudad lliure de Covid-19.
https://madridmarket.es/la-ciudad-de-san-jose-de-chiquitos-es-declarada-libre-de-covid-tras-atacar-al-virus-con-dioxido-de-cloro/
 
(3) Biocida universal (Patent USA 20120225135 A1).
Inventor: Tadeusz Krogulec http://goo.gl/RAUFWe

(4) Autoritzación del uso del Diòxido de cloro com a efectiu antimicrobiano per a la desinfección y limpieza  profunda de alimentos.
https://www.accessdata.fda.gov/scripts/cdrh/cfdocs/cfcfr/CFRSearch.cfm?fr=173.300
 
(5) Dióxido de cloro para el asma, ritinis alergica y dermatitis (patente USA 8435568B2).
Inventors: Mathias Brosz, Friedrich-Wilhelm Kuhne, Klaus Blaszkiewitz, Tomas Isensee
https://patents.google.com/patent/US8435568

(6) Dióxido de cloro para infecciones quirúrgicas¡s (patente USA4725437).
Inventor: Friedrich W. Kuhne https://patents.google.com/patent/US4725437
 
(7) Dióxido de cloro para la regeneración modular ósea (patente USA4851222A).
Inventor: Friedrich W. Kuhne i Stanislav Ivankovic
 https://patents.google.com/patent/US4851222A/en

(8) Dióxido de cloro para inicio de células madre (patente: WO2014082514A1).
https://patents.google.com/patent/WO2014082514A1
 
(9) Dióxido de cloro para el tratamiento parental (via intravenosa) d’infeccions pel virus VIH  (Patent USA 6086922A). Inventor: Friedrich W. Khne
https://patents.google.com/patent/US6086922
 
(10) Dióxido de clor para infeccions bacterianes (patente USA 5252343A).
Inventor: Robert D. Kross http://goo.gl/emKbrx
 
(11) Dióxido de cloro para tratar tumores cancerosos.
Inventor: Howard Alliger https://patents.google.com/patent/US10463690B2
 
(12) Patentes investigadas por Andres Kalcker.
https://andreaskalcker.com/sobre-mi-andreas/patentes.html
 
(13) Bolivia aprueba el CDS en todo el país.
https://estamosaqui.mx/2020/10/22/dioxido-de-cloro-cds-derrota-al-coronavirus-comusav/
 
(14) Entrevista a Andreas Kalcker, Dr. Pedro Chávez Zavala y Dr. Manuel Aparicio.
https://www.facebook.com/programaLaNoche/videos/744629016242825/
 
(15) Investigaciones Universidad del Sur de Dinamarca y de la Universidad de Princeton.
https://www.facebook.com/1302105133/posts/10225013290421757/

(16) Entrevista a la Dra. María José Martínez de Albarracín (minuto 37,53).
https://elarconte.tv/medicos-por-la-verdad-entrevista-a-la-doctora-maria-jose-martinez-albarracin/

 

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